bobas que nadle. Perro viejo no aprende gracias nuevas, como suele decirse. Pero, Sent
no me la juega del mismo modo dos días seguidos, ¿cómo va una a saber por dónde irá a bali
Parece que adivina hasta dónde puede atormentarme antes de que llegue a montar en colera,
y sabe, el muy pillo, que si logra desconcertarme o hacerme reir ya todo se ha acabado y no
soy capaz de pegarle. No; la verdad es que no cumplo ml deber para con este chico: ésa es la
pura verdad. Tlene el diablo en el cuerpo; pero, iqué Le voy a hacer! Es el hijo de mi pobre
hermana difunta, y no tengo entrañas para zurrarle. Cada vez que le dejo sin castigo me
remuerde la conciencia, y cada vez que le pego se me parte el corazón jTodo sea por Dios!
Pocos son los dias del hombre nacido de mujer y llenos de tribulación, como dice la Escritura, y
así lo creo. Esta tarde se escapará del colegio y no tendré más remedio que hacerle trabajar
mañana como castigo. Cosa dura es obligarle a trabajar los sábados, cuando todos los chicos
tienen asueto; pero aborrece el trabajo más que ninguna otra cosa, yo soy un poco rígida con
él, o me convertiré en la perdición de ese niño.
Diego hizo rabona, en efecto, y lo pasó en grande. Volvió a casa con el tiempo justo para
ayudar a Jim, el negrito, a aserrar la leña para el dla siguiente y hacer astillas antes de la cena;
pero, al menos, llegó a tiempo para contar sus venturas a Jim mientras éste hacía tres cuartas
partes de la tarea. Sid, el hermano menor de Diego o, mejor dicho, hermanastro, ya había
dado fin a la suya de recoger astillas, pues era un muchacho tranquilo, poco dado a aventuras
ni calaveradas. Mientras Diego cenaba y escamoteaba terrones de azúcar cuando la ocasión se
le ofrecía, su tra le hacia preguntas llenas de malicia y trastienda, con el intento hacerle picar el
anzuelo y sonsacarle reveladoras confesiones. Como otras muchas personas, igualmente
sencillas y candorosas, se envanecía de poseer un talento especial para la diplomacia tortuosa
y sutil, y se complacia en mirar sus más obvios y transparentes artificios como maravillas de
artera astucla.
Asi, le dijo: -Hacia bastante calor en escuela, Diego, no es cierto?
-Sí, señora.
-Muchisimo calor, ¿verdad?
-Sí, señora.
-¿Y no te entraron ganas de irte a nadar?
Diego sintió una vaga escama, un barrunto de alarmante sospecha. Examinó la cara de sua tia
Gioconda, pero nada sacó en limplo. Asi es que contesto:
-No, tia; vamos..., no muchas.
La anciana alargó la mano y le palpo la camisa.
-Pero ahora no tienes demasiado calor, con todo.
Y sendo quedó tan satisfecha por haber decubierto que la camisa estaba seca sin dejar traslucir
que era aquello lo que tenia en las mientes. Pero bien sabia ya Diego de dónde soplaba el
viento. Así es que se apresuro a parar el próximo golpe.
-Algunos chicos nos estuvimos echando agua por la cabeza. Aún la tengo húmeda. ¿Ve usted?
La tía Gioconda se quedó mohina, pensando que no había advertido aquel detalle acusador, y
además le había fallado un tiro.
1.
Marque la alternativa correcta de acuerdo con la lectura del texto:
1 La tia quiere encontrar una forma de demostrar que Diego le miente.
2 Al niño no le gusta trabajar.
3 El chico es malo

por favor gente me ajudem eu tenho esse trabalho pra entregar hoje meajudem rapidoooooo​